7 En los despectivos diagnósticos sobre la Unión Soviética poco se citan sus aportes a la cultura y la estética. Toda verdadera Revolución crea un arte verdaderamente revolucionario. Las vanguardias soviéticas inauguran la contemporaneidad. Sus constructivistas inventan el abstraccionismo, la nueva arquitectura funcional, el moblaje sin adornos inútiles, indumentarias cómodas y audaces. Sus diseñadores reinventan el arte gráfico, plasman carteles políticos que son alaridos visuales. Sus cineastas desarrollan el lenguaje del cinematógrafo como obra de arte. Sus músicos componen sinfonías que utilizan las posibilidades percutivas de los instrumentos, algunas como Molosof, a ser interpretadas con los estruendos de maquinarias industriales. Sus poetas prescinden de la rima y vociferan poemas agresivos como manifiestos. En algún momento el arte oficial retornará a un realismo socialista lírico o una figuración irónica que la crítica occidental desdeñará para luego exaltarla cuando sus artistas la reciclen como Pop o hiperrealismo. Casi no hay audacia estilística del siglo XX que no deba algo a las primeras décadas de la Revolución.
Cien años de la URSS (y II)
Cien años de la URSS (y II)
Cien años de la URSS (y II)
7 En los despectivos diagnósticos sobre la Unión Soviética poco se citan sus aportes a la cultura y la estética. Toda verdadera Revolución crea un arte verdaderamente revolucionario. Las vanguardias soviéticas inauguran la contemporaneidad. Sus constructivistas inventan el abstraccionismo, la nueva arquitectura funcional, el moblaje sin adornos inútiles, indumentarias cómodas y audaces. Sus diseñadores reinventan el arte gráfico, plasman carteles políticos que son alaridos visuales. Sus cineastas desarrollan el lenguaje del cinematógrafo como obra de arte. Sus músicos componen sinfonías que utilizan las posibilidades percutivas de los instrumentos, algunas como Molosof, a ser interpretadas con los estruendos de maquinarias industriales. Sus poetas prescinden de la rima y vociferan poemas agresivos como manifiestos. En algún momento el arte oficial retornará a un realismo socialista lírico o una figuración irónica que la crítica occidental desdeñará para luego exaltarla cuando sus artistas la reciclen como Pop o hiperrealismo. Casi no hay audacia estilística del siglo XX que no deba algo a las primeras décadas de la Revolución.